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El tirol en el rio del medio La Cumbrecita
El tirol en el rio del medio La Cumbrecita
Por un pintoresco camino, rodeado de pinos, que conduce de Villa Belgrano a Athos Pampa (Pampa del zorro) nos detenemos a admirar el tallado de un Cristo en madera de lapacho, obra del artista Harold Hanz. Desde Athos Pampa se distinguen los lagos de Calamuchita y Santa Rosa al pie de la sierra chica. Al Oeste una enorme cicatriz en la montaña nos indica el nacimiento del Río Reartes. Es la quebrada que separa la Mesilla del Cerro Negro, donde se encuentra Villa Alpina.
Un aire húmedo impregnado de esencia de pinos denuncia la cercanía del río y nos detenemos en la cascada de Inti-Yaco (Lugar de Sol) para admirar el imponente paisaje. Después del brusco descenso y cruzar el puente de madera, trepamos por un camino de comisa que asciende continuamente. Allí abajo queda una estanzuela con sus corrales circulares de piedra Es San Felipe y a la distancia como blancas piedras movedizas se distinguen las ovejas que comen el pasto crespo en los vallecitos.
De pronto, moles de piedra gris y bosques de pinos y cedros circundando casas de techos rojos y ventanas verdes nos anuncian la llegada a Villa Berna y El Arrimo. Desde aquí el aire es más fino y el camino continúa por el lomo de la sierra, esquivando rocas abruptas de las primeras estribaciones de la Sierra Grande. De pronto, después de islotes de gramilla y una verde pampa, como una sorpresa reservada al viajero, surge un panorama de ensueño... Aparecen a la distancia al pie de la montaña casitas de vivos colores. Como clavadas en la falda de las serranías miran al sol naciente. Bosques de pinos, cedros y abedules, abajo corre el río...
Podían ser los alpes de Baviera, alta Austria o el Tirol italiano: ¡Es Cumbrecita! Un paisaje alpino en las sierras de Córdoba. Al cruzar el puente de gruesos tablones sobre el Río del Medio y acercarnos a la villa, vemos sus características originales. Una construcción armónica que conserva un estilo de piedra y madera. Cerco de tablones en los jardines y flores. Un camino de cornisa lleva a una cisterna de madera, donde el agua fluye mansamente. Una campana que llama a los vecinos a la hora de comer, es una nota original bien alpina. El camino que ha sido tallado en las rocas, expresa la voluntad y el deseo del hombre de embellecer el lugar y triunfar sobre la naturaleza salvaje.
La Cumbrecita es el triunfo de la voluntad humana sobre la naturaleza hostil. Allí todo ha sido sometido y embellecido. Desde las rocas hasta los cursos de agua. Hay plantas, flores y jardines típicamente alpinos.
El sendero nos lleva al cerro "Cumbrecita" donde está la Iglesia nueva y desde allí vemos, al fondo de la quebrada, una cascada. El arroyo que se pierde en el río, allá en la lejanía...
Durante la noche la luna se filtra por los ventanales. El aire fresco con aromas de pinos el rumor lejano del agua adormece al visitante. La Cumbrecita nos envuelve a su llegada y se apodera de nuestro ser, por su belleza: el cielo, el río, su cascada las casas de madera, los abedules, las flores y jardines... ¡Otro país! Se siente la alegría del día presente y surgen renovadas energías por el estímulo del clima y el influjo de la región sobre las funciones vegetativas.
Un almuerzo sencillo y típico en ambientes agradables, nos hace sentir en esta villa como si estuviéramos en otro país, olvidamos que es la Argentina y que estamos en Calamuchita.
Se cambia el tono espiritual y la aptitud mental.
¡Cumbrecita! es una invitación permanente a encontrarnos con nosotros mismos. En contacto con la naturaleza como decía Rouseau, la vida se simplifica, la magnitud de los problemas desaparece hasta adquirir su verdadera dimensión y las soluciones aparecen a medida que nos recuperamos.
Esto es La Cumbrecita; una invitación a vivir.
Sección especial
El tirol en el rio del medio La Cumbrecita de Historias y Leyendas del Valle de Calamuchita por Sergio Mayor - Córdoba 1970 -
