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Medicina en las sierras

Alojamiento

Medicina en las sierras

A la memoria de Juan Maurín Navarro:
una vida ejemplar.

Una noche de intenso frío, nos encontrábamos con mi esposa en la estancia "Cruz Blanca" de Francisco Von Martini, a orillas del Río Santa Rosa. El calor del fuego de la estufa, la llama azul de la leña de molle y el rubí del viejo Cabernet invitaba a conversar. Como siempre, los temas eran las costumbres regionales de nuestro país y la vida de los serranos. Ellos vivían en contacto directo con los criollos de la estancia y habían aprendido sus hábitos y los pintorescos giros de sus expresiones y conversaciones. Por mi parte estaba acostumbrado a sus dichos originales y a definiciones gráficas en relación con la Medicina. Esa noche en que todo predisponía para una larga velada, hicimos intercambio del archivo expresivo regional.

¡Está buenita! Es la respuesta para informar que la enferma ha mejorado. ¡Me retenta otra vez! Significa que el dolor o el síntoma principal vuelve y se repite. ¡Se cortó! Es la expresión habitual cuando la vida ha concluido. ¡Un tal que vez! Se emplea con frecuencia por -de vez en cuando-. Con motivos de encuentros ocasionales en pulperías, a la pregunta: ¿Qué se dice? la respuesta de ¡todo silencio! es que no hay novedades que contar. A la invitación de tomar una copa ¡Haga la mañana! seguirá invariablemente la de ¡No se quede rengo! ¡Un lugar reparo! es una vivienda o refugio protegido de las inclemencias del tiempo. La contestación que no compromete en relación al tiempo, si lloverá es la de ¡Está para todo!

Susana Von Martini nos informó del trabajo heroico de las mujeres de los peones: Juntar leña del monte, hachar, amasar y cocinas, cuidar los hijos y preparar la comida. Todo con abnegación y callado sufrimiento. Antes de dormir estuvimos de acuerdo, en que es necesario registrar las expresiones en un Diccionario serrano regional.

Al siguiente día un sol luminoso y después de un desayuno reparador, el capataz nos informó que varios vecinos deseaban verme, por consultas médicas. ¿Qué había sucedido? En la sierra grande hay un correo humano maravilloso. La comunicación de noticias se hace por vía directa entre las personas. Algo así como el correo de la selva que permite al instante conocer sucedido en la comarca.

Por el color de un caballo, el ruido de un auto, el rumbo que lleva, etc., conocen la identidad de las personas, a dónde van y quién es el visitante. Y si éste es un médico, es la mejor oportunidad de llegar a la casa para preguntar si hay un enfermo y de paso !cañazo! Una consulta personal o de un familiar enfermo de hace tiempo es algo obligatorio.

En esa mafiana en la Cruz Blanca, tuve que atender a vecinos que sufrían procesos de largos padecimiento. Dolores indefinidos de tipo reumático o neurítico, de posible Brucelosis o carencias nutritivas. Una nena con tos, fiebre y fatiga aconsejé internarla en el Hospital Regional y llevarla de regreso, pero se negó rotundamente pues hay un temor instintivo a todo lo que sea internación. Al agradecer la receta prometió enviarme la consulta por carta, que es una costumbre arraigada, para informar del estado del enfermo. A veces consultan sin concurrir y envían en forma detallada los síntomas y la evolución del proceso.

De estas consultas por correspondencia quedan algunas que reproduzco fielmente, para el conocimiento del ejercicio de la medicina en las sierras en regiones no turísticas. Creo que la anécdota vivida es el mejor relato para comprender la situación que estos criollos, en casos de enfermedades y la penosa condición del médico para solucionar problemas profesionales. Una nueva medicina debe organizarse para poblaciones alejadas de los centros de civilización. "Doctor: La pocha estuvo casi lo mismo. Toda la noche tuvo vómito después tomar la vevida y siempre con fiebre. Tiene una puntada bajo el alita del pecho derecho, lo que resuella. Y la cabeza no la deja.

Si puede pasar por aquí. lo saluda Elza". Después de la esquela envié la ambulancia del Hospital, internamos la madre junto con la hija. Era una neumonía y curó en pocos días.

En todos los viajes que hice al cerro Champaquí, en la región de La Mesilla, en valles y quebradas encontré caseríos, de gente buena, propietaria del lugar, con vacas y ovejas, pero que sólo consultan por sus dolencias cuando saben que el visitante es un médico. Siempre tuve que hacer un alto para ver enfermos que después se convirtieron en amigos. Me enviaban por carta las consultas posteriores. Una de ellas, una viejecita llamada Ignacia Oliva de Domínguez, me escribió: que estaba bien después de haber tomado durante un tiempo infusiones de muérdago y té de ambay ¡recetadas por el curandero de Lutti!

Esta forma anacrónica de ejercer la profesión, debe concluir. El derecho a la atención médica oportuna es un nuevo derecho que sólo se solucionará con grandes centros regionales de Medicina asistencial y de cuidados sanitarios de la salud, con laboratorios, equipos de trabajo para atender a una amplia zona.

El ejercicio de la Medicina en nuestras sierras grandes, es similar al de las provincias del Norte y Oeste argentino. En los centros turísticos, agradables para vivir, es posible practicar alguna especialidad y realizar un trabajo médico de equipo. Pero en los pueblos de economía pastoril, agro-minera, sin luz eléctrica, sin agua, con senderos en vez de caminos, donde hay que ver enfermos a caballo, el ejercicio de la medicina es una profesión heroica. El médico debe atender desde el nacimiento del niño, hasta los procesos de la vejez. Desde la clínica de enfermedades infecciosas hasta traumatología. El médico trabaja día y noche, sin horarios, sin tiempo para comer, para dormir, para leer o dedicarlo a la familia. El horario lo determina la urgencia médica o la comodidad del serrano. ¡Cuántas veces hemos sido consultados un día domingo por los criollos que venían a misa y de paso se hacían atender por una dolencia que databa de hace años

El médico rural tiene una profesión liberal y cree ser un hombre libre, pero en realidad es esclavo del enfermo al que debe estar a su disposición, durante las horas del día y de la noche.

La competencia profesional y el temor a la pérdida del enfermo por la consulta al colega, que le dedicará las mejores atenciones, es un péndulo que lo amenaza en todas las horas.

A los fines del diagnóstico, del pronóstico y del tratamiento, debido al progreso científico y técnico de la medicina, deben estudiarse bien los enfermos. En esta tarea las fallas son numerosas. Unas veces por falta de laboratorios para investigar urea, glicenua, eritrosedimentación, etc. y otras porque el médico frente a la f alta de recursos, para abonar análisis clínicos, prescinde de ellos. Confía en su intuición, como el antiguo navegante. Olvida que no es posible atender a un nefrítico, a un hepático, a un cardíaco sin periódicos exámenes complementarios. Frente a cuadros de sintomatología polimorfa e indefinida, ¿cuántas veces nos hemos olvidado de pedir una Melitina, una Guerreiro Machado, un examen parasitológico pensando en los gastos. Hemos visto serranos fracturados con vicios de consolidación, por yesos efectuados sin radiología, en condiciones precarias y que son una marca de fuego de incompetencia para el profesional que las realizó. En la atención de partos distócicos, sigue siendo en la medicina rural un dilema: ¡La vida de la madre o la del niño! Por las difíciles circunstancias en que debe atender el parto.

Alarma la cantidad de niños distróficos, cuyo origen no sólo está en la ignorancia de los padres para consultar sobre el estado nutritivo, sino por el desconocimiento del médico tratante –no especializadode indicar una dietética adecuada. En el tratamiento de un dícirreico distrófico o de una bronquitis en un distrófico, se limitan a tratar el proceso motivo de la consulta pediátrica, la más numerosa la atiende el clínico general y sólo lo deriva al Pediatra cuando el cuadro es final: Toxicosis y deshidratación. Broncoalveolitis, etc.

El médico que conociendo bien estos problemas actúa con sentido de responsabilidad, debe enviar estos enfermos a las grandes clínicas de las ciudades cercanas. Están bien dotadas y con buenos caminos se solucionan rápidamente internaciones y tratamientos adecuados. Pero se complica la vida económica del médico que no tiene una clínica o que no llegó a integrar un equipo de trabajo. La absorción de enfermos por las grandes clínicas, convierten al médico rural en un proveedor de enfermos, pues los principales problemas del diagnóstico de certeza y tratamiento no puede solucionarlos en su pueblo. La terapéutica médica eficaz, no es la polifarmacia de costosos medicamentos, pero tampoco puede remontarse a la simplificación de la época de Trouseau; ¡Penicilina a los de la derecha y terramicina a los de la izquierda!

Hay grandes médicos en las sierras, que todos conocemos, muy capacitados, serios y honestos, de vida admirable y heroica que resuelven agudos problemas clínicos por su conocimiento de la patología médica, pero son una minoría. Viven modestamente y en forma sencilla. Son respetados y estimados en la región. En cambio los que hacen una medicina teatral, que seduce al enfermo, obtienen riquezas en poco tiempo: campos, vacas y ovejas culminan el sacerdocio médico. Este grupo es el que definió muy bien Jorge Orgaz recordando a un rico médico rural que le expresó: ¡Al campo hay que ir a hacer plata, ya que no es posible hacer Medicina

Estos dos enfoques y estos dos conceptos en el ejercicio profesional de médicos viejos y promociones jóvenes, es algo que vemos en todo el país. Es sólo un aspecto del drama actual entre las nuevas y viejas generaciones. En períodos históricos de transición nada queda estable: principios éticos, fines y objetivos son distintos. Ellos condicionan la conducta y la actuación profesional. ¿Hasta cuándo?

Cuando leímos el libro de Cronin sobre el drama de los médicos y de la medicina, pensamos que esa novela era tomada de la vida real. Era la vida de Cronin ejerciendo la medicina entre los mineros de Gales, en los duros comienzos de su carrera. La crítica al hombre orquesta que es el médico general de aldea, es tan exacta allí como aquí... ---Talvez han pasando veinte años desde que obtuvo su título. ¿Cómo puede saber medicina, obstetricia, bacteriología, y todos los progresos científicos modernos e igualmente cirugía...".

El mal no está en los médicos sino en el sistema del ejercicio médico en el terreno de la competencia profesional, más que en el de la colaboración científica. Si la competencia es un estímulo y lleva a la capacitación y superación individual es algo útil, pero no tiene sentido en la Medicina moderna y en la época actual. Se comprende bien que la competencia lleve a la rivalidad y como bien lo expresaba Antonio Cetrángolo: que el médico rural tiende a ser un perseguidor de dinero, por el sistema anacrónico del ejercicio profesional. En este aspecto ha coincidido figuras cumbres de la Medicina Mundial como Marañón, Sergent, Aráz Alfaro.

La competencia en la medicina ha desplazado a la colaboración y el perjudicado es el enfermo. Los médicos no han comprendido la hora que vive el mundo que es de profundas transformaciones y deben organizar nuevas formas de asistencia de colectividades antes que los organice el Estado. Los cambios de las estructuras económico-sociales que también auspicia la Iglesia de Juan XXIII, no es un simple enunciado. La Medicina y su ejercicio no escaparán a las leyes de la evolución.

En los países civilizados, se ha eliminado la caza del cliente por el cuidado de la salud y por el bienestar colectivo. Un amplio sistema de leyes de seguridad social y de seguros de salud beneficia a médicos y enfermos. La Medicina orientada con un sentido social y humano es admirable y los médicos tienen en ella un gran porvenir. ¿Qué hacemos actualmente frente a la difusión del Chagas, de la Brucelosis, de las Parasitosis, de la desnutrición y de la Mortalidad Infantil? Comunicar a los Congresos médicos el número de casos? Dejar la responsabilidad al Ministerio de Salud Pública. Si el derecho y el cuidado de la Salud es función irrenunciable del Estado, también es función de los médicos y es un objetivo de la Medicina que hace a la esencia de la profesión.

En el terreno de la medicina asistencial de individuos, el médico cumple una función heroica, pero en la Medicina de colectividades -preventiva y sanitaria el médico no cumple tareas de mejoramiento sanitario y social. El estudio de las condiciones socioeconómicas de nuestro país, nos revelan que no podemos desligarnos del problema social que requiere la colaboración técnica de los médicos.

Este drama de los médicos, de la Medicina, de los enfermos sin médicos y de los médicos sin enfermos, que preocupó a Cronin, a nosotros, ¿cómo se resolverá?

La gran mayoría de los médicos tienen en el ocaso de su vida, la certeza de que esta forma de ejercer la profesión, no es la que corresponde a los fines de la Medicina. Frustrado en sus ambiciones y en la finalidad de su vida en otro sentido que no sea el de obtener riquezas y bienestar, comprende que la esencia y finalidad de su arte de curar es lo que decía Pasteur: ¡Triunfar sobre el dolor y evitar la enfermedad!

Gran Bretaña se orientó hacia el Servicio Nacional de Salud, que no ha fracasado como algunos críticos del sistema afirman sin fundamento. Suecia y Noruega tienen un amplio sistema de seguros socia les y los más modernos hospitales al servicio de los asegurados. Canadá, Méjico y Chile tienen sistemas de seguros de salud que benefician a la población y estímulos a los médicos para continuar cursos de perfeccionamiento, de especialidades y de superación.

Este camino del Seguro de salud es la ruta obligada que debemos recorrer los médicos argentinos.

Con palabras reales y proféticas lo dice el Profesor Sigerist... "El médico tiene que ser alejado de la esfera de los oficios competidores. Tiene que ser liberado del cautiverio económico que lo mantiene un sistema que es incompatible con el carácter del servicio médico, tal como lo concebimos actualmente. El médico realiza una gran obra de importancia social y a cambio de ella hay que asegurarle una completa seguridad social y el nivel de vida al cual le da título su educación. Tiene que estar libre de zozobras económicas que le permitan dedicar todas sus energías, inteligencia y habilidad a su gran tarea"...

Sección especial
Medicina en las sierras de Historias y Leyendas del Valle de Calamuchita por Sergio Mayor - Córdoba 1970 -

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