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Gauchos y vino salteño

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Gauchos y vino salteño

Al relatarle estos aspectos de la región, al escritor salteño Juan Carlos Dávalos, autor del "Viento blanco" y padre de Jaime Dávalos, en el Hotel Iporá, en presencia de Luis Sánchez Viamonte, alzó su copa de vino de Cafayate. La luz de la araña de hierro forjado proyectó el rubí del borgoña sobre el cristal y sonriente expresó: "-¡No hay duda que el hombre es hijo auténtico de la región que condiciona su vida! Es tan distinto el hombre de montaña al hombre de mar". Después de un silencio miró la copa y dijo con pasión: “¡Tiene el sabor de los valles calchaquíes! ¡Es un vino áspero... reconfortante... propio de varones!"

A una pregunta nuestra sobre el sabor distinto de los vinos salteños, nos dio una lección de terapéutica: "-La digitalis de la cordillera tiene altas propiedades cardiotónicas. En cambio la digitalis cultivada en otras regiones disminuye la intensidad de su acción. Con el vino sucede lo mismo, la luminosidad de la atmósfera y el reflejo de la luz solar sobre la tierra, le da a la uva esa características especial que trasmite a. los vinos salteños" y produce alegría...

-Así sucede con todas las regiones de la tierra. Cada una tiene su sabor. -Yo llevo muy adentro los cerros y valles salteños que he tranqueado desde niño, agregó Dávalos, acariciando su copa. Y después como en monólogo continuó: -No hay duda que el paisaje y el modo de vivir en las regiones serranas, condiciona el carácter de los hombres en la montaña áspera o en los verdes valles. Los cerros de la cordillera y la riqueza de su colorido no se olvidan jamás. Allí todo es grandioso y conmueve con su paisaje amplio de alucinación. La imponencia de sus montañas y de sus ríos, impresionan tan vivamente, que para aquéllos que no tienen sensibilidad para las cosas de la montaña les resulta aplastante.

En la reunión se encontraban también Enrique Mallea, hermano del escritor y Alberto Besio, que acababa de llegar de Bariloche, enamorado de Santa Rosa, expresó: -En cambio estas montañas verdes de Calamuchita, estos ríos cristalinos y mansos, son suavemente atrayentes y esta continua renovación de paisajes y personas se apoderó de nosotros que nos olvidamos para siempre de Buenos Aires.

Con la pasión y la vehemencia que eran la característica de su personalidad, Luis Sánchez Viamonte dijo en tono de sentencia: -Las montañas como ciertas mujeres tienen una atracción magnética. Son irresistibles, no podemos dejarlas y tenemos que volver a ellas. Son siempre las mismas, pero al cambiar en las distintas horas del día y de la noche parecen distintas. En esa renovación constante está la fuerza y el poder de su atracción.

A coro invitamos: -¡Esta ocurrencia merece un brindis! y nuevamente el rubí de Cafayate llenó las copas. Después de un silencio la conversación giró a temas de la llanura y de la pampa y de la vida de los reseros que Dávalos narra en forma magistral en el cuento "El Viento Blanco”. Nos recordó su amistad y la visita que le hizo Ricardo Güiraldes a su finca en San Lorenzo. Del origen del gaucho, de sus luchas por la independencia de la patria, con Güernes y San Martín, hasta los conceptos discutidos de Sarmiento que también era un gaucho; conversamos hasta el amanecer.

En la conversación quedó bien claro, la utilización hábil de los gauchos por Rosas y los montoneros. Enrique Mallea, vinculado por lazos familiares a Sarmiento, recordó episodios de la vida del prócer. Su discurso en el Instituto Histórico de Francia en 1847, donde dedicó párrafos a los gauchos, recordando cómo resisten con estoicismo privaciones y fatigas. Eran bárbaros en costumbres, pero inteligentes, honrados y susceptibles de abrazar con pasión la defensa de una idea. Tienen sentimiento de honor y el concepto del valor desmedido los llevó a veces a matar. Recordó una descripción que hizo Sarmiento del General Hornos -entrerriano- ...era el tipo del gaucho argentino, alto, fisonomía noble, europea, movimientos fáciles y andaluzados, valiente y jinete. En las batallas montaba en pelo a guisa de centauro.

Esa noche inolvidable resultaba histórica. Quedó en todos nosotros la impresión de que la carta de Sarmiento a Mitre, después de la batalla de Pavón, donde entre otras cosas decía. ¡No trate de economizar sangre de gauchos!, reproducida en forma fragmentaria por sus detractores, no tiene sentido y valor. Sarmiento mismo fue un gaucho y sentía hondamente su tierra y su raza y en su polémica con Alberdi le dice en forma agresiva... ¡que no sabe andar a caballo!

Sección especial
Gauchos y vino salteño de Historias y Leyendas del Valle de Calamuchita por Sergio Mayor - Córdoba 1970 -

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